En las escrituras sagradas se habla de estos términos muchas veces, diferenciando entre lo que es la carne y el espíritu, especialmente de la lucha constante que hay entre estos dos aspectos que habitan en cada uno de nosotros. Os daré algunos ejemplos.

Mateos 26:41 Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil

Juan 6.63  El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha;..

Romanos 13: 14 sino vestíos del señor Jesucristo y no proveáis para los deseos de la carne

Gálatas 5:17  “porque el deseo de la carne es contra el espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues estos dos se oponen el uno al otro, de manera que no podéis hacer lo que deseas”

En estas citas, tanto Jesús como Pablo indican que debido a la lucha que se libra internamente, no puedes hacer lo que deseas, que se es débil para poder pelear con ellos, es decir, que estamos condicionados A LA BATALLA QUE SE LIBRA internamente, y que una cosa no tiene semejanza con la otra, aunque están en el mismo lugar.

VENDIDOS A LA ESCLAVITUD

Ser esclavo de algo o alguien es lo mismo que renunciar a la libertad; y ser vendido es  no tener autoridad sobre sí mismo. En la carta a los Romanos, Pablo habla de su esclavitud al pecado.

Romanos 7: 14 y 15  Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido a la esclavitud del pecado.  Porque lo que hago, no lo entiendo; porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago.

Pablo explica que él hace las cosas que no quiere porque está vendido al pecado. He llegado a la conclusión de que a veces cuesta mucho hacer lo que sabemos que es lo mejor.  ¿Por qué?, concluyo haciendo lo que no deseo, si el resultado es un sentimiento que me perturba y me causa un profundo malestar. Ahora entiendo lo que el apóstol Pablo dice sobre este sentir en su carta a los romanos.

Romanos 7 : 24  “¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?”

 

¡YO NO SOY YO! 

No obstante, en esta carta que le escribe a los Romanos, donde expone extendidamente que practicaba el pecado, a su vez afirmaba que ese NO ERA Él

Romanos 7: 19   “pues no hago el bien que deseo, sino el mal que no quiero, eso, práctico. Y si lo que no quiero hacer, eso hago, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí”

Si no encontraríamos esta declaración en las sagradas Escrituras, si no fuese el Apóstol Pablo quien las declara tan extensamente, no dudaríamos en afirmar que tal aseveración es una ridiculez, que es una burla de marca mayor, un meme. De la misma forma, si un caso como este se presenta ante un tribunal, donde una persona declara con pruebas que cometió un delito, pero luego afirme que no fue él quien lo hizo, podría asegurar que la corte le sumaría cargos por burla a las autoridades y al proceso de juicio. Es que sería imposible, fuera de toda lógica humana, comprenderlo todo. Sería inconcebible que dijera que lo hice, mostrara mis pruebas, aceptara mi hecho y luego asegurara que no fui yo quien lo hizo, eso no sería de este mundo.

 

Y QUIEN DIJO TODO ESTO

No obstante, fue el siervo de Dios, apartado para el evangelio, como se presenta el apóstol en la carta misma.

Romanos 1.1 Pablo, siervo de Cristo, Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios

Además, llevado al cielo, al paraíso (si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo supo), esto lo encontramos en

2 Corintios . 12: 1 al 4   El gloriarse es necesario, aunque no es provechoso; pasaré entonces a las visiones y revelaciones del Señor.  Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (no sé si en el cuerpo, no sé si fuera del cuerpo, Dios lo sabe) el tal fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco a tal hombre (si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe)  que fue arrebatado al paraíso, y escuchó palabras inefables que al hombre no se le permite expresar”

Y con la exclusividad de afirmar (si alguien sabe lo contrario, por favor escríbame) que lo que aprendió, lo que él conocía, no fue dado por ningún apóstol, ni hombre alguno, como está en:

Gálatas  1: 11 y 12  Pues quiero que sepáis, hermanos, que el evangelio que fue anunciado por mí no es según el hombre.  Pues ni lo recibí de hombre, ni me fue enseñado, sino que lo recibí por medio de una revelación de Jesucristo

Que afirma que comete pecado y que, con todo eso, digo que NO FUE Él. Como diría mi ex cuñado Fernando né gesta. Pero como no confiar en las palabras de Pablo, si el currículo que tiene en estos tiempos no creo que lo tenga nadie.

El enviado de Dios fue Jesús, pero el enviado de Jesucristo, fue el apóstol Pablo, a quien se le revelaron todas estas cosas, y por las que el Espíritu Santo también nos habla hoy día. Les confieso que el comprender de todo ello de una manera clara, me lleva en amor a contarles a todos. Me declaro un discípulo de Jesucristo, me sumo a esta gran cantidad de personas llamadas a llevar el EVANGELIO DEL REINO al mundo entero. GLORIA A DIOS. ABBA PADRE.