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DEDICATORIA.

Libro que, por entero, está dedicado a la Casa de Israel, pueblo con el que Dios establecería su pacto por estos días, dando su Ley en sus entrañas y escribiéndola en sus corazones. 

Jeremías 31: 33 al 34

PREFACIO

¿Tendrías alguna idea, de cómo redactar el prefacio de un libro que, verdaderamente, no te pertenece?. O, ¿Qué oraciones o palabras, que inviten a leer, podrías expresarle a un público, o más bien, a un pueblo, que solo conoce Dios?. Sería semejante a tener que promocionar a unos turistas un lugar, del cual solo conoces su ubicación. En este momento, lo único que tengo claro, es que debo colocar mis dedos sobre el teclado de mi ordenador portátil y asentar. ¿Qué sigue? Es algo que descubriremos juntos.

  Desde que tuve la inquietud de escribir todo lo aprendido, ha acaecido eventos tras eventos, en los que hasta hace poco interiorice, son piezas de un rompecabezas que se están comenzando a fraguar.  El título que tuve planeado colocarle al que sería mi único libro fue “Dios me sacó de la Religión y me llevó a la Iglesia” pero en realidad, mi Padre Celestial, no me saco de ningún lado para llevarme a otro; eso no tendría sentido, pues su omnipresencia te indica, que no hay espacio donde Él no se encuentre; además, no expresaría lo que en realidad ocurrió en mí.

Ahora bien, el nombre que posee, “Dios, Asesinó mi Religión”, mientras me encontraba disfrutando de una ducha, me fue entregado; he de confesarte que me causó impresión, ya que al decir que “Dios asesinó” pudiese notar que le llamó asesino, es decir, sería ofender, a lo que en realidad vengo a exaltar ¡Un tanto Contradictorio!, ¿no crees? De hecho, al presentarle el nombre del libro a mi tía paterna, la cual quiero y respeto muchísimo, me acotó “Eso, de asesino, es una OFENSA a DIOS”, ¿cómo lo vas a llamar Asesino? Y concluyó, ¡YO ESE LIBRO NO LO VOY A LEER!. El incidente me llevó a cuestionar el vocablo, y emplazar por algún sinónimo; pues, no es mi intención discutir conceptos o interpretaciones, en cuanto a términos o palabras más o menos adecuadas, sino que la Casa de Israel reciba el mensaje.

 Por ello, me dispuse a investigar términos que resonaran con el de “Asesinó”, encontrando sinónimos como: ANIQUILÓ, EXTERMINÓ o ANULÓ. Sin embargo, después que me dispongo a investigar cuál sería el más adecuado, nace la inquietud.  ¿Será que hago el cambio, o lo dejo tal cual me fue entregado?, me argumente, que en todo caso enuncia lo mismo, y cambiarlo sería una muy buena opción para evitar malentendidos. 

No obstante, el autor real del escrito que tienes ante tus ojos, El Espíritu Santo, en solo segundos, y con un fundamento irrefutable, me confirmó la expresión que me entregó. Percibí un sentimiento, en el cual discernir lo siguiente:

El título que adjudique, (2 Pe 1:21) como toda mi palabra; contiene un fundamento Espiritual, (Jn: 6:63) El término ASESINÓ, tiene como desenlace LA MUERTE del Viejo Hombre (Col 3:5), y es, lo que ocurrió en ti, y lo que debe suceder con la Casa de Israel. Es imposible que vean el REINO DE LOS CIELOS, si antes no NACEN DE NUEVO, (Jn 3:3). Al derramar mi Espíritu, nace un nuevo hombre (Rom 8:11) como aquel que hice del polvo de tierra en sus primeros días. La semilla del pecado seguirá dando frutos, (1 Jn 1:8) pero perdonaré su maldad a través de JESUCRISTO, (He. 13: 38-39) y no me acordaré de su transgresión, (Is 43:25) pues vendremos a morar en ellos, (Jn 14:23) llenándoles de VIDA ETERNA. (Jn 10:27-28).

 Después de asimilar este mensaje, me dije “A esperar las piedras, pero así permanece”, luego pude comprender, que esta pequeña diferencia con mi querida Tía Leoguarde, fue provocado por Dios, para dejarme en claro lo estoy redactando; y no titubear ante opiniones discordantes, porque no podría ser diferente; lo que ocurrió en mí, fue tan definitivo, que jamás vacilé ni por un segundo,  sí regresaba a congregarme o no. Aquella mujer, llena de argumentos, normas, preceptos, deberes, es decir, con una Religión establecida y que salvaguardaba con todas sus fuerzas, había muerto y tenido un nuevo nacimiento; Jesús se lo declaró a Nicodemo, que para poder ver el Reino de los Cielos debía nacer de nuevo. Hoy lo certifico, si no erradicamos lo que consideramos correcto, y nos dejamos guiar por Dios, nunca llegaremos a conocerle. 

¡Hey, hey! Aquí hago un Alto Lo que acabo de expresar, lo cual pudiese suprimir y corregir, no es correcto, lo acabo de exponer; elegir el mejor camino, dejarme guiar, conocer de Dios, o extirpar algo de ese viejo hombre, aunque parezca estar bajo nuestro dominio, ¡No lo Está!. 

La cita bíblica que encontraste en la dedicatoria (Jeremías 31: 33 y 34) contiene el pacto que Dios hizo para contigo y conmigo. En ella, establece lo que haría con la Casa de Israel, y expresa: DARÉ MI LEY EN SUS ENTRAÑAS, Y LA ESCRIBIRÉ EN SUS CORAZONES, es decir, será otorgado por Gracias, no por alguna obra nos lleve a merecer, y la cumpliremos con todo el amor, pues estarán escritas en nuestro corazón para solo así, EL ser Nuestro Dios y Nosotros su Pueblo. Ahora bien, si Él se sembrará, qué cosa necesitas aprender de Dios; ¡Ninguna!, por ello, en la misma cita declara el resultado de plantarse en nuestro corazón,  que dice; Y NO ENSEÑARÁ NINGUNO MÁS A SU PRÓJIMO, NI NINGUNO A SU HERMANO, DICIENDO: CONOCE A JEHOVÁ: PORQUE TODOS ME CONOCERÁ.   ¡Aleluya! En esta primera entrega, encontrarás mi breve historia, en la que Dios, al estar negada asistir a una congregación,  me hace el llamado muy inusual a buscarle. Luego de un encuentro muy especial con Él, inicie “Casa de Oración”, donde surgen mis primeras enseñanzas; Dios, usando situaciones personales y con las hermanas que allí se reunían, comenzó en mí una transformación sin precedente.  Dentro de esa dinámica, me enseñó a practicar, lo que verás en el episodio dos (2), su OBRA; esa que estableció a través de Jesús, erradicando todo argumento que por mucho tiempo mantuve, en referencia al cómo he de servirle. 

En lo sucesivo verás desplegado el concepto de VIDA ETERNA – en el episodio o capítulo tres (3) – desde lo espiritual, y no de tiempo y espacio, como por mucho tiempo y de manera errónea pretendí conocer. Por último, encontrarás lo que es el EVANGELIO, o lo que es lo mismo; sabrás por qué, Jesús se declaró como EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA. Me siento en el deber de declarar, que estas concepciones, tal cual como están reflejadas en este libro, no son ni siquiera la sombra de lo que creí conocer hasta hace unos meses. Por ello, y con el mayor honor, he de confesarte, que el 99 % de lo acá escrito, no son conocimientos que algún hombre o por medio de un libro obtuve; sino, que han sido desvelados por este tiempo, finales del año 2022 e inicio del 2023.

No me resta más que agradecer infinitamente a mi Señor y Padre, por entregarme tan bello mensaje a través de su Espíritu Santo, por usar mi historia, y por hacerme parte de este libro. De igual manera, mi mayor agradecimiento PARA TI, pues el  hecho de querer saber de Dios, es algo que solo siembra nuestro Padre en el Alma; nadie busca de ÉL por cuenta propia;  y es la única señal que te debe bastar para conocer, qué eres miembro de “LA CASA DE ISRAEL, el tesoro más preciado del Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo. Ten muy presente en cada instante de tu vida, que te ama infinitamente; jamás dudes que eres SU GRAN AMOR. 

 

Episodio 1: Una Historia solo Mía

No sé por donde Empezar.

Jamás llegué a imaginar que lo que por un tiempo, fui capaz de defender hasta con mi vida, tiempo después lo matara con todas mis fuerzas. Y si, en este libro te expondré, algo de mi historia con Dios, pero más que ello, estará enfocado en mostrar, bajo las sagradas escrituras, como la religión, es decir, el establecer preceptos, normas o conductas, no tiene nada que ver con las enseñanzas que a precio de sangre, el Padre de Gloria, a través de Jesús nos dejó.

Han sido aprendizajes recibidos por medio del Espíritu Santo, quien es el encargado de guiarnos a toda verdad, de acuerdo a lo proclamado por Jesús y registrado el libro de Juan capítulo 16, versículos 13 al 15; y las que me llevaron abandonar toda religión y solo pertenecer a la Iglesia, donde es Jesús, el único Pastor y el único Maestro.

Hoy, 17 de diciembre de 2022, luego de intentarlo varias veces, y contarles a muchos que estaba escribiendo un libro, me propuse a no decir nada más y ¡echarle pichón! ¡Sin embargo, seguía teniendo el mismo obstáculo! ¡No tenía claro cómo arrancar! Sin darle más vuelta, me fui a solas, le pedí a Dios; me guiará a escribir lo que Él ha puesto en mi corazón, y tal cual escrito en el Libro de Mateo 7:7 “Pide y se os dará”, me ayudara a contar, además de una breve historia, las 3 cosas básicas, que en definitiva me llevaron a salir de toda religión. Estos son: La Obra, la Vida Eterna y El Evangelio.

Llegó como respuesta un mensaje muy claro, no con palabras, sino a través de un sentimiento, que expresaba lo siguiente:

Comienza desde el principio, cuenta solo lo vivido 

Una sabia respuesta ante un momento de confusión, al desconocer, cómo estructurar un libro hermoso, pero sobre todo, para darle comida a mi EGO, ¡que le guste a todo el mundo! Algo imposible, pero aquí voy, ya con unas primeras líneas. ¡ALELUYA!

¡Déjame y busco una taza de café, un poco fuerte y con buen dulce – como le prefiero – para apaciguar estos nervios, y si optas, prepárate una, así me acompañas vale!

¡Ahora si, sin más excusa, vamos al asesinato jamás pensando! Voy a contarte cómo Dios, me muestra SU OBRA; sí, la que me llevaría a obtener VIDA ETERNA y vivir el EVANGELIO siendo su Iglesia; rescatándome del mundo, o más bien, salvándome de mí misma. Y no os preocupéis, no voy a exponerte toda mi vida; las experiencias necesarias que te ayuden a comprender un poco el proceso que viví, que me condujo a salir de toda religión.

Tras cámara te adelanto, fui la más religiosa, – creo que del mundo – llegue por un breve período a sentir, que después de los enviados por Dios, Jesucristo y los apóstoles, yo era algo así, como la 4.ª en la lista de santidad ¡Qué horror!. Sin embargo, en estos últimos 5 años he sido consciente, que me fue muy necesario, vivir toda esa RELIGIOSIDAD; en la que yo solita me sumergí – en todo siempre somos los responsables de lo que vivimos – pero fue de gran bendición. Con la mayor certeza declaro, FUE LO IDEAL, para hoy empatizar con los que allí quedaban, pero sobre todo para tener el coraje de transcribir lo hoy tienes antes tus ojos.¡Bueno!, este café me quedó muy bueno, pues los nervios no los percibo, es más, me siento en confianza. ¡Ahora sí!

 

¡Comencemos pues!

Lo más difícil fue dejar ese sistema religioso, no fueron las críticas de ese sector, – sabría que vendrían, para ser sincera también critique – sino tener que abandonar dé a poco, al pequeño, pero muy valioso grupo de mujeres a mi cargo, ellas esperaban su reunión semanal, de enseñanza y oración; y el dejarlas a la deriva, realmente, no fue fácil. Sin embargo, lo que estaba naciendo en mi ser, tenía un peso muchísimo mayor. Llegó el punto que reunirme – cumpliendo con cosas que establecí copiando un modelo – me resultaba asfixiante. Era urgente apartarme de toda estructura religiosa, y no porque haya sido terrible, ¡eso jamás declaró!, pues en todo el tiempo que compartí con el grupo que tuve a cargo, y en otros grupos religiosos, en varias etapas de mi vida, fueron momentos muy hermosos. No obstante, por esta época, cuando fui a una congregación, inclusive formé una, para buscar de Dios, no le encontré; y tal cual cuando vas a una tienda por algo y no se halla; das la vuelta y sigues buscando, ¡así me ocurrió!

Para que comprendas la transformación que ocurrió en mí, me es indispensable relatar, los puntos más relevantes de mi historia con Dios, y así exponer los argumentos, que con basamento bíblico, me llevaron a dejar toda Religión, que como ya lo mencioné fueron: La Obra, La Vida Eterna y El Evangelio.

 

La Religiosidad en mi Niñez.

Desde mi niñez asistí a congregaciones cristianas pentecostales. Mi abuela me llevaba junto a un hermano y un primo; recuerdo con mucha claridad, que lo que más me gustaba era cantar a Dios, con una pandereta que hacía sonar muy fuerte; mi abuelita me decía “Vas a volver a dañar la pandereta y no te voy a comprar otra” es que al tocarla, sentía que no sonaba como mi corazón Lamentablemente, a causa de la ¡bendita religiosidad!, dejamos de congregarnos. Contaba con la edad de 7 años cuando un hecho que recuerdo con mucha tristeza llevó a mi abuela a tomar esa decisión. ¡Te cuento!

     Un domingo voy vestida con un traje de pantalón y camisa; y el pastor, al verme con esa vestimenta, me tomó de ejemplo ¡diabólico!, y manifestó durante su prédica “Miren este ejemplo, como las cosas del diablo entran en la iglesia, deshonrando a Dios”. Recuerdo pidió a la maestra de la escuelita dominical, me dejará en el salón principal y ordenó colocarme en los asientos delanteros para ser vista por todos. El sermón de ese domingo fue sobre ese asunto, y la exhortación de lo que no se debe hacer, era YO. Procuré aguantar las ganas de llorar, pero me fue inútil, el dolor en mi pecho, por la vergüenza y la injusticia inundaron mi pequeño rostro de lágrimas, y este, al verme llorando, me llamó “Hipócrita”. Fue un hecho que marcó mi vida. Después de lo ocurrido mi abuelita, Ana Consuelo, no regresó a esa congregación, no obstante, buscó quién nos diera estudios bíblicos; pues para ella, era muy importante que conociéramos de Dios. A mis 11 años mi abuela falleció y desde allí no volví a tomar estudios bíblicos, pero como lo expresa la escrituras en:

 Proverbios 22: 6 “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.

Un llamado muy Inusual.

 A mis 27 años me invitan a visitar una tarotista, a decir verdad, quedé impresionada por la exactitud, con la que me declaro hechos recientes de mi vida; este asombro me llevó a visitar otros más. Ahora bien, a la edad de 35 años, Griselda, una amiga y ex cuñada, luego de haberme hecho, ¡por solicitud de estos espíritus!, algunos trabajos esotéricos, con piedras de cuarzo y flores, me expresa: 

Amiga: Te mandan a decir que te van a dar todo lo que tú les pidas; dinero, vehículos, viajes, propiedades, poder, todo, todo, pero debes decidir si les sirves a ellos o a Dios, piénsalo bien.

  Mi respuesta fue inmediata.

Yo: A Dios, por supuesto, no tengo nada que pensar.

 En lo inmediato, agrega: 

Amiga: Entonces no debes volver a visitar sitios de consultas de ningún tipo.

 Y le dije:

Yo: ¡Okey no voy más!

Pasaron varios meses,  ya me había olvidado del asunto.  Un día, caminando por la zona comercial de la ciudad de Acarigua, detalle un aviso que anunciaba “Consulta con tabaco 5 Bs”, me dio curiosidad y entré por ocio. Al verme con el brujo, este, después de preguntarme mi nombre completo, enciende un tabaco y comenzó a fumar; transcurrían los minutos y no exponía nada; para mis adentro dije, “quede estafada, este tipo no sabe nada”. Ya, casi terminando de fumar, me dice: 

Brujo: Mira este tabaco, tiene una escarcha dorada.

 Al mirarlo, comprobé; y sí, era muy leve, pero estaba. Este prosiguió, y con su mano derecha – donde tenía el tabaco – señala hacia el espacio donde tenía el altar que donde se encontraban todo tipo de imágenes; y verbaliza:

Brujo: Ellos me dicen, que a usted se le dijo, que no debía volver a un sitio de esto. Que tu caminar es con lo Divino, con lo Celestial, con Dios Todopoderoso;  así que por acá no regrese, y busque una iglesia.

Sin más que decir, salí. Con ello constaté lo dicho por mi amiga. Por otro lado, estaba renuente de volver a una congregación religiosa, pues tenía muy presente lo ocurrido de niña.

 

Cuando allá, se pase lista.

Acepté la invitación a una reunión cristiana que con tanto empeño Jose Alí, el que por ese tiempo fuese mi esposo me hiciera. Al llegar a la casa donde se celebraba la reunión, y después de atender a una breve enseñanza, suena una canción titulada, Espíritu de Dios, al oírle, me invadió una emoción indescriptible junto a unas ganas de llorar, después comprendí, que era mi alma, anhelando cantarle a Dios como lo hacía de niña. Tras ese hecho, decidí congregarme con más regularidad, aunque con un poco de recelo; pues lo que había vivido en mi niñez, sembró una impronta en mi ser muy intensa.

Al pasar las semanas, y ya incorporada a la dinámica de la congregación, me extienden la invitación a un “Encuentro de Mujeres”. Nos trasladaron a una pequeña granja localizada a las afueras de la ciudad, y el último día de la actividad durante el desayuno, una de las hermanas que prestaba apoyo, nos invitan a expresar las vivencias experimentadas por ese tiempo; tras escuchar algunas compañeras y llegando mi turno de expresarme, con toda franqueza, y con mucho respeto les declare: 

 Por mi parte, las atenciones y la organización han estado muy bien; les felicito. Sin embargo, no puedo afirmar que he sentido algo especial con Dios, pues la verdad no he tenido ese encuentro que esperaba. 

La servidora, al escucharme, se notó un poco incomodidad, pero muy sabiamente acotó:

Servidora: Tenga la plena seguridad, que Dios está con usted.

A lo que respondí.

Yo: Amén.

  Seguidamente, nos trasladan a un salón pequeño, a ver una prédica en video, y al culminar, nos piden que oremos. Luego, colocaron  canciones cristianas, pero con un volumen muy alto, esto con el propósito de darnos confianza de hablarle a Dios sin ser escuchada por alguna compañera. Me dispuse a orar con todo mi corazón, le pedía a Dios que me mostrara si estaba conmigo en aquel lugar; necesitaba volver a sentir su presencia. Para mi gran sorpresa, de un momento a otro, comienza a sonar en mi cabeza y con mucha fuerza, una canción diferente a la que se escuchaba en aquel lugar,  y era uno de los tantos coritos  que le cantaba de niña, y reza:

Corito Cristiano ♥

“… Cuando los llamados entren a su celestial hogar♦

y que sea pasada lista allí he de estar. ♦

Cuando allaaaaaa se pase liiista. ♦

Cuando allaaaaaa se pase liiista. ♦

Cuando allaaaaaa se pase liiista. ♦

A mi nombre yo Feliz Responderé. ♦

Dios, había respondido a mi deseo de sentirle. Sin poder contenerlo, nuevamente me vine en llanto; fue un momento ÚNICO, el cual marcó, un antes y un después. Desde ese día,  mi vida dio un giro de 180°, quede tan llena de Él, todo cambió en mí.

 

¡Busqué fuera, lo que estaba dentro!

Luego de este MARAVILLOSO encuentro, mi alma quedó tan enamorada que intenté mil formas de agradar a Dios; deseaba, con todo mi ser, volver a sentir lo que ese día me llenó por completo. Durante aproximadamente 3 años me dediqué a hacer y hacer. Lo primero fue, acatar todo lo que se me ordenara o sugería, como lo fue: orarle – pero estando a solas lo hacía de rodilla, creía que era lo que correcto para honrar a Dios – leer y meditar en la biblia diariamente, ayunar todas las veces que me fuese posible, no dejar de asistir a las reuniones o actividades que se programaban; pues el faltar a esas actividades o no participar era como una falta a Dios.

 En la madrugada procuraba despertar a las 3.00 am para orar; la mayoría de las veces, ¡con un sueño terrible!, hacía un gran esfuerzo, siendo sincera, pocas veces lo alcancé. Sobre mi apariencia física, ¡Uf!, este se evidenció a leguas; deje de usar pantalones; lo reemplacé por la falda y vestidos simples que me cubrieran completamente; no volví a maquillarme, arroje a la basura todo tipo de prenda; con la única pretención de «santificar mi cuerpo«, pues es el «Templo y Morada del Espíritu Santo«; y todo lo que pudiese causar atracción del sexo opuesto, lo suprimí, ¡es más!, ni siquiera me volví a depilar las axilas, consideraba que Dios al crear un cuerpo perfecto – algo muy cierto – cada vello tenía alguna función, y el suprimirle, era como declararle a Dios que se equivocó al formar el hombre.

 La música que escuchaba era exclusivamente cristiana; el juego de dominó, que compartía en familia, también lo dejé; tuve la convicción, que a Dios no le agradaban esos juegos del mundo. Deje de asistir a celebraciones o reunión familiar; y mis manos, no volvieron a sujetar un cigarro – aunque jamás he fumado -; o una botella de licor – que tampoco me gusta -; pero asumí que solo agarrar esas cosas, me condenaría ante Dios. Un hermano que conocí a través de un artículo de temas cristianos en internet, llamado Antonio José Mijares Palacio, oficial en condición de Reserva Activa de mi país – al tiempo de hoy fallecido – me declaro un día: 

Hermanita, no debes llamar a todos hermanos, pues no todos, son realmente hijos de Dios. Solo aquellos que se santifican cada vez más, son realmente tus hermanos; y si les llamas así; por pena o para complacer sus oídos, vas en contra de Dios, pues al llamarlos hermanos te estarías afiliando, con quien no lo son. Como lo reza en su palabra, no todo el que me llame, Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, (Mateo 7:21). Jesús proclamó (Mateo 12:50), que sus hermanos eran aquellos que hacían la voluntad del Padre”. 

Hoy estoy segura,  que sus consejos procedían del mismo anhelo que me llevó a sumar obras; y no es más que un ferviente deseo de sentir con Dios.  Por ello, empatice con él; ya que me declare en múltiples ocasiones, que cualquier sacrificio no era suficiente para merecer ser un Hijo de Dios, además le consideré como un enviado del cielo, y cosa que me sugería, era “Ley” para mí.  Sin embargo, los meses transcurrían, y esa carencia o necesidad que me REVENTABA EL ALMA, se mantenía en el mismo lugar. Pero procurando encontrar ese camino a Dios, me dediqué a investigar escritos de hombres que le habían servido; pues creí que el conocer sus historias o enseñanzas, me podrían indicar la senda correcta. Leí muchísimos, algunos me condujeron a saturar mi vida de más obras. En fin, no logré mi objetivo.

Al presente, estoy muy, pero muy consciente, que es imposible, que las vivencias de alguien, o las mías, sean igual para otros, y la razón es muy sencilla, así como nuestras huellas dactilares son únicas, de igual manera lo son nuestros aprendizajes y experiencias. Además, cada uno conoce a Dios, por medio de Dios; y es solo Dios – valga la redundancia – el que puede determinar cómo se da a conocer. El Apóstol Pablo proclamó una muy sabía y alegórica explicación de este tema en su carta primera carta a los corintios capítulo 12; al enfatizar que estamos unidos a un mismo cuerpo, pero con marcadas diferencias al cumplir funciones específicas, y en su libro a los Efesios, capítulo 1, versículos 16 y 17; determina, que es solo el Padre de Gloria, quién puede darse a conocer, por medio de un espíritu de sabiduría y revelación, otorgado por Él. ¡Literal!, me cansé de nadar y no ver la orilla. Por ello, y buscando culpables de mi problema, determine: 

El problema se debe a la congregación donde estoy”. 

Después de orar y tomar un ayuno por el asunto; llegué a la decisión de no volverme a reunir con ellos; argumenté, que las actividades o la forma de llevar el mensaje del Evangelio estaban fuera de lugar; a mi juicio, carecían de santidad, y erróneamente creí, esa era la razón por la cual Dios jamás se me revelaría en ese lugar; “La Religiosidad en Pasta”.

Un domingo, del mes de febrero de 2015, justo cuando inauguraron una sede de la congregación principal en mi comunidad, y después de presenciar un Baile con Coreografía, vestuario y música venezolana, la cual consideré fuera de lugar e inapropiado para Dios; me dije; “hasta aquí llego, no vuelvo más” Valiéndome de un inconveniente en el cuido mi hijo menor, me retiré. Ahora bien, al no retornar y teniendo en mi corazón, no buscar otro grupo; determiné comenzar en mi casa a la mayor brevedad. Fue para ese tiempo, que con muchísima paciencia, y sobre todo en su infinita sabiduría, Dios, por medio de su Espíritu Santo, quien hoy por hoy sigue guiando mi vida, comenzó a fulminar todas las reglas, condiciones, normas y cuanta cosa me había creado, para agradarle a ÉL. Esa religiosidad, que defendí como mi mayor tesoro; fue derribada por completo. Mi Padre Celestial, valiéndose de vivencias o situaciones cotidianas, que presentaré en breve, y respaldado con las Sagradas Escrituras, me reveló su postura ante las cosas; como lo reza en:

Isaías 55: 8 y 9Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Jehová – Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

Ya dando cierre a este primer episodio, te declaro: Unas de las enseñanzas más valiosas que poseo es saber, que mi encuentro con Él, no dependía de grupos, ni lugares, ni acción alguna, sino; en dejarme guiar. Aprendí que la Paz es la ruta a seguir, y mientras tenga Paz, lo tenía a Él dirigiendo.

Filipenses 4:7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús…

Colosenses 3.15 “Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. 

En el siguiente apartado os narro algunas situaciones puntuales, que mi Señor usó para mostrarme su forma de pensar y de ver las cosas. Ahora sí, dejando mi historia de lado, la cual advertí sería el primer capítulo, vamos al siguiente ¡Mientras voy por un vaso de agua, pues de seguro la voy a necesitar!

 

Hasta acá, el primer Episodio del Primer Tomo de la Serie Dios Asesinó mi Religión. El segundo Episodio, lo encuentras en ESTA MISMA PÁGINA en la seccion de EL CAMINO,  Titulo:  LIBRO. DIOS ASESINÓ MI RELIGIÓN.  Y me llenó de Vida Eterna EPISODIO 2. LA UNICA OBRA